LUPE MOLEDO
Si buscásemos una definición corta y sencilla para el ciberbullying (ciberacoso) diríamos que es el maltrato entre iguales a través de los dispositivos móviles o Internet. Simple, ¿verdad? Incluso a veces es tan simple que no lo vemos, ya que la víctima no se da cuenta hasta que el ataque ya ha avanzado demasiado.
La parte compleja no está en la definición, sino en la vivencia, ya que el acoso cibernético es inmediato y su alcance es mayor que el del bullying tradicional, ya que puede durar las 24 horas del día y los siete días de la semana. A golpe de clic se puede difundir un falso rumor o un fotomontaje, y las burlas y humillaciones se pueden extender sin control. Además, en el ciberacoso el anonimato suele ser la norma.
Para prevenir el acoso cibernético puedes tener en cuenta los siguientes puntos:
Garantía de privacidad
Familiarízate con los ajustes para configurar tu privacidad, y cambia tus contraseñas con relativa frecuencia y con un alto nivel de seguridad. Es posible que por pereza demos a aceptar a las condiciones de nuestras aplicaciones para comenzar a usarlas cuanto antes sin pararnos a leer la letra pequeña. Dedícales cinco minutos para protegerte, ese tiempo es una inversión para tu futuro, para que puedas descansar.
Sin desconocidos en el muro
No aceptes a desconocidos en tus redes sociales, ya que además muchos perfiles pueden ser falsos. Siempre van a parecer perfiles atrayentes, sé cauteloso.
Perfil privado
Sé tú quien decida quién puede ver tu perfil, comentar tus publicaciones o enviarte mensajes.
Cierra la sesión
Recuerda cerrar tu sesión siempre que utilices un dispositivo que no sea el tuyo.
A palabras necias…
Oídos sordos, dice el refrán. No respondas a las provocaciones o insultos. Es tentador tomar la justicia por nuestra cuenta, pero eso solo empeorará las cosas.
Si el acosador es un amigo (o examigo o expareja), es más fácil que pueda producir daño premeditado debido al conocimiento que tiene de tu vida. Al inicio, el acoso cibernético puede disfrazarse de bromas, y si te enteras de que tu amigo está implicado aún te costará más asumirlo. Debes pedirle que pare. Hay un momento en el que las bromas dejan de serlo y se convierten en algo más serio. Si continúa haciéndolo, te sentirás herido porque te darás cuenta de que se está riendo de ti y no contigo.
Busca apoyo en alguien de confianza, puede que tu amigo solo esté probando lo que le ofrecen las redes o haya caído en malas influencias y todavía se pueda encauzar la situación.
No borres las pruebas
Denuncia al instante los mensajes o fotografías que puedan herir tu sensibilidad. Puede que tu primera reacción sea borrarlos, pero contenido que se borra, contenido que no se puede recuperar. La parte buena de una situación de ciberacoso es que es fácilmente demostrable si guardamos las pruebas.
Habla con tus amigos
Sobre todo, comparte tus inquietudes o inseguridades con tus padres o personas de confianza. Una persona que tenga la capacidad y deseo de ayudarte puede cortar el problema antes de que se descontrole.
No fomentes el acoso
Si tú no eres la víctima, pero recibes vídeos o fotos, ayuda a no perpetuar el acoso dejando de compartir. Recuerda que en tus manos está parar la circulación gráfica e íntima de otros. Compartir archivos de carácter nocivo o personal porque no hay una supervisión o no hay sensación de peligro puede condicionar gravemente la vida de alguien.
NO ES CUESTIÓN DE EDAD SINO DE AUTONOMÍA
La presencia constante y en aumento de la tecnología en nuestra sociedad hace que cada vez a edades más tempranas se pida un teléfono móvil. Pero ¿hay una edad adecuada para tener móvil? La edad no es la parte más importante en esta cuestión, sino si estás verdaderamente preparado para el uso que vas a darle y los límites del propio dispositivo.
Ciertas aplicaciones no permiten el registro hasta determinada edad, pero no se puede privar a los jóvenes de la tecnología, ya que forma parte de su ADN, y deben ser los padres y los educadores más cercanos los que te guíen de manera gradual —al igual que lo hacen en el mundo presencial—, para reducir los peligros de las interacciones en las redes sociales.
Por ejemplo, se puede dar uso de forma pasiva (siguiendo a youtubers, instagramers, tiktokers…) o bien de manera activa (publicando la propia imagen o comentarios y opiniones).
Podemos entender, por lo tanto, que la educación cívica y moral es el pilar fundamental para movernos por el mundo, tanto real como virtual. De la misma manera que te enseñaron que no está bien reírse de alguien que se cae en la calle, te enseñarán que a través del móvil tampoco se puede humillar, insultar o ridiculizar a alguien en Internet.
Hay que ser precavido: ten en cuenta que todo lo que publiques podría servir para dañarte
Debemos ser conscientes del impacto que puede tener todo lo que publicamos en Internet. La huella digital es el rastro que dejamos cuando nos movemos en este mundo y afecta directamente a nuestra seguridad y privacidad, tanto en el presente como en el futuro.
Recuerda que todo lo que publicas en la Red puede ser utilizado para hacerte daño si el que está al otro lado tiene esa intención, así que el uso responsable de tus aplicaciones diarias siempre va a jugar en tu favor.
Puede que no exista una fórmula mágica, pero la prevención es la clave y lo más importante es actuar rápidamente.
El ciberacoso puede llegar de infinitas formas: desde crear perfiles falsos con fotos de la víctima, pasando por convocar grupos de chat en los que se excluye a la persona, hasta insultar por redes sociales, enviar fotos o vídeos manipulados (o no) para reírse con los demás, proporcionar información de la víctima en páginas poco apropiadas para que la llamen…
Puede que muchos de estos comentarios empezaran como bromas y que como tales no fuera necesario ponerles freno, pero si un comentario en redes sociales dirigido a tu persona te hace sentirte incómodo, debes saber que hay solución.
Lupe Moledo es colaboradora del gabinete CATEMO.ES