Pasamos ahora al desarrollo de un método un poco más difícil como es el entrenamiento de la Narración que, según dice el maestro Quintiliano” hay que trabajar con todo el esmero posible”.
5.1 ¿Cómo hay que trabajar la narración?
“Quiero que las narraciones se trabajen con el esmero posible. Porque así como al principio cuando aprenden a hablar, es útil a los niños, para adquirir facilidad en el lenguaje, el referir lo que oyeron y obligarlos a repetir la misma relación, ya retrocediendo desde el medio hasta el principio, ya continuando hasta el fin”.
5.2 ¿Cómo evitar la charlatenería de algunos oradores no preparados?
– Pero esto será mientras son niños y van uniendo las palabras, y no pueden más que afirmar la memoria. Pero, cuando ya supieren bien hablar, el charlar de repente de todo, el hablar sin reflexión, sin dar lugar a levantarse, sólo merecerá nombre de charlatanería.
5.3 ¿Deben comprobar los oradores si lo que se afirma es cierto o no?
No será inútil añadir a las narraciones su comprobación y destrucción, que los griegos llaman confirmación y refutación; y no solamente a las fabulosas y poéticas, sino también a las que contienen algún hecho histórico.
– Por ejemplo, servirá de grande materia para discurrir, el proponer la duda de si es creíble que estando peleando Valerio, se sentó sobre su cabeza un cuervo que con las alas hería el rostro y los ojos del francés enemigo. Del mismo modo sobre la serpiente, que dicen crió a Escipión. O también sobre la loba de Rómulo y la ninfa de Numa Pompilio.
5.4 ¿El orador debe enjuiciar los hechos que comenta o solo contarlos?
“Después de este ejercicio, irá poco a poco pasando a cosas mayores. Por ejemplo: alabar a los hombres esclarecidos y afear a los malos, lo que acarrea grande utilidad. Haciendo esto, además de ofrecer abundante materia para ejercitar el ingenio, se va formando el ánimo, contemplando la diferencia entre la virtud y el vicio, y se adquieren muchos conocimientos y acopio de ejemplos, que a su tiempo han de servir de mucho”.
5.5 ¿Qué método sugiere para ejercitar mejor el ingenio del orador?
“Comentar las cuestiones tomadas de la comparación de las cosas. Por ejemplo: si es mejor vivir en la aldea que en la ciudad, si la profesión del abogado es mejor que la de la milicia, dan abundante y hermoso campo para ejercitar el ingenio, y ayudan mucho para los géneros demostrativo, deliberativo, y judicial”.
5.6 ¿Cómo lograr que el joven Orador ponga en acción sus mejores cualidades?
“Tienen, y no sin razón, por una de las cualidades de un maestro, el inquirir con todo cuidado el ingenio de sus discípulos y el saber por dónde le llama a cada uno su naturaleza. En lo que hay tanta variedad que los ingenios de cada uno son mucho más abundantes que las diferencias externas o imagen que vemos en cada orador. Esto incluso en los oradores lo podemos ver, ya que ninguno se conforma con otro en el estilo, por más que la mayor parte de ellos se haya propuesto imitar a los que merecieron su aprobación”.
5.7 ¿Qué método utilizar para que el Orador se sienta a gusto cuando habla?
“Por tanto pareció útil a los más el enseñar a cada uno conforme a lo que pide su ingenio, ayudándole a aquello mismo adonde principalmente le llama la naturaleza.
Así como si un hombre muy práctico en las competiciones de lucha entrase en la escuela, en que hay un gran número de niños, hecha experiencia de sus fuerzas corporales y de su valor, conocería a qué género de ejercicio se le debía aplicar a cada uno. De esa misma manera, cuando el maestro de retórica hubiere empleado su sagacidad en discernir el talento de cada discípulo, viendo quién gusta de un estilo conciso y limado, y quién del vehemente, grave, dulce, áspero, florido y agraciado, se acomodará tanto al genio de cada uno, que les vaya llevando por donde cada cual sobresale”.
5.8 ¿Cuánto influye la naturaleza en el desarrollo del ingenio propio?
“Pues la naturaleza ayudada del cuidado puede más; y el que es guiado contra su inclinación, no podrá lograr lo que no coincide con su ingenio, y perderá sus fuerzas por abandonar aquello para lo que parecía haber nacido”.
5.9 ¿Debe ejercitarse el orador joven en temas y asuntos públicos y del foro?
“Conviene que las declamaciones sean muy semejantes a las causas del foro.
Luego que el discípulo se halle bien instruido y práctico en aquellos ejercicios de la retórica que no son cosa en sí pequeña, sino antes bien son como parte de otras mayores, deberá ejercitarse en algunas oraciones del género deliberativo y en algunos asuntos del foro.
– Pues qué, ¿no permitiremos alguna vez a los jóvenes, que traten estos asuntos, aunque increíbles y fabulosos, para ejercitar el ingenio y tener materiales para formar sus composiciones?”