5. METODOLOGÍA
El profesor – entrenador debe fomentar en los alumnos estas actitudes básicas en las sesiones de fomento de preguntas, naturalmente con los límites necesarios según edades y temas concretos.
5.1 LAS 3 ACTITUDES DE LOS ALUMNOS
Divergente – convergente – metacognitiva
El profesor – entrenador debe irles explicando de vez en cuando estas tres normas básicas de actuación en un grupo que formula preguntas y que los alumnos irán adquiriendo paso a paso, según su edad y capacidades.
5.1.1 Actitud divergente de los alumnos
Que los alumnos se pongan de verdad a pensar qué preguntas le surgen a ellos – precisamente a ellos, independientemente de lo que el profesor piense – sobre el tema que en el Flash inicial temático (FiT) les propuso claramente el profesor.
– Creatividad: No se nace creativos, se hace uno creativo cuando tiene curiosidad por las cosas, se entera de para qué valen, en qué fallan y se buscan soluciones.
– Generar ideas: El grupo de alumnos va diciendo cosas, incluso lo que se les ocurre aunque no lo formulen bien y, al final, que se esfuercen en ver qué ideas le parecen más válidas, qué preguntas son las más interesantes.
– Hipótesis: Que se imaginen situaciones diversas y vean qué puede suceder con una solución u otra que pueda darse en el tema que van a estudiar, qué tipo de preguntas puede resolver ese tema.
– Opciones: Fomentar en que el grupo vaya aceptando y anotando preguntas diversas aunque parezcan contradictorias y el profesor ya verá qué es lo que responde.
– Preguntas de todos: Uno de los condicionamientos que deben superarse en los grupos que formulan preguntas es que los alumnos se dejen condicionar por compañeros que tienen fama de listos y, al final, solo se recogen las preguntas de ellos. Es necesario abrirse a todos.
– Preguntas de respuesta cerrada: que normalmente se contestarían con un sí o un no o una breve explicación. Son preguntas que tienen una respuesta específica: quién, dónde, cuándo, cuánto. Buscan datos de la fase de reconocimiento de un hecho, fecha, personaje.
– Preguntas de respuesta abierta: Por qué… cómo… preguntas de comprensión de algo, de aplicación, análisis, síntesis, hipótesis, evaluación… Que no tienen una respuesta simple y necesitan un explicación de conceptos o teorías sobre algo… Abren a los alumnos nuevos campos de investigación. Y elevan también la actitud y tono interrogativo de la clase sobre un tema o hecho especial.
5.1.2 Actitud convergente de los alumnos
Una vez que los alumnos van adquiriendo soltura divergente, es necesario que ellos mismos vayan decidiendo qué preguntas pueden presentar al profesor sobre el tema presentado en el FiT, dando oportunidad a que todos lleguen a un acuerdo en la selección –actitud convergente– y nadie se vea excluido.
– Algunos de estos ejercicios que se piden a los alumnos son válidos, aunque no hay que hacerlos todos sino algunos cada vez que se reúnen para elegir y redactar en el grupo de entrenamiento las preguntas que pueden hacer al profesor sobre un tema concreto.
– Analizar: preguntas por su interés para todos o por su importancia.
– Comparar: las preguntas que fueron haciendo: ¿cuáles son las difíciles?
– Concluir: en qué va coincidiendo las preguntas.
– Contrastar: ver las diferencias de preguntas incluso contradictorias.
– Explicar: alguna formulación para que le quede clara al profesor.
– Interpretar: cuál es el tema de fondo que les preocupa.
– Personales: existen preguntas que las formula mejor quien las hizo.
– Presentación: ¿Quién va a presentarlas ante el profesor? ¿Cómo?
– Priorizar: seleccionar las preferentes, las claves, las que más interesan.
– Sintetizar: abreviar, reunir preguntas que dicen lo mismo…
5.1.3 Actitud metacognitiva de los alumnos
El profesor ayudará también a que los alumnos, durante el entrenamiento, practiquen y desarrollen una reflexión personal y grupal sobre el sistema de hacer preguntas y cómo podrá mejorarse.
– Ayudar al alumno a que compruebe y comprenda lo que va sucediendo cuando todos en el grupo van formulando sus preguntas iguales, diversas, incluso contrarias a las que cada uno hace. ¿Por qué será?
– Facilitar al alumno que piense sobre lo que uno piensa y por qué.
– Pensar sobre lo que uno aprende y cómo lo aprendió gracias a las preguntas que tal vez no se atrevía a hacer.
– Predecir sobre lo que uno cree que va a pasar después en el aula: ¿Será lo mismo que cuando el profesor explicaba y solo era él quien preguntaba?
– Darse cuenta de lo que otros opinan, por qué opinan así, por qué uno no se atrevía preguntar, por qué el profesor aceptó este sistema….
5.2 ESTRATEGIAS DEL PROFESOR – ENTRENADOR
5.2.1 Tiempos del Profesor – Entrenador
* Se supone que estamos en la fase de entrenamiento que lleva consigo el que los alumnos se animen y sepan preguntar, viendo, además, que sus preguntas se pueden convertir en el eje motor inicial del aprendizaje de un tema en clase.
– Otra cosa es que, a lo largo de una clase, aparezcan nuevas variantes del tema o unidad didáctica que tienen que aprender. Resultaría ridículo parar la clase, que los alumnos vuelvan a proponer nuevas preguntas porque una parte nueva del tema comienza a explicarse por parte del profesor.
5.2.2 Entrenamiento general: Uno, de entrenamiento general, que puede llevar varias sesiones cortas hasta que los alumnos vayan comprendiendo la importancia de saber hacer preguntas.
– Este tiempo de entrenamiento adquiere singular valor cuando varios profesores de distintas asignaturas se ponen de acuerdo y los alumnos ven una estrategia y sistema común.
5.2.3 Nuevos temas de clase: Sesiones previas de 5-10 minutos cuando el profesor presenta nuevos temas clave sobre los que deben los alumnos reunirse para formular nuevas preguntas.
5.2.4 Preguntas directas en clase. En el supuesto de que, poco a poco, se va integrando al menos una buena parte del colegio en el arte y voluntad de saber preguntar, la pregunta directa durante el trabajo escolar será más abundante, aunque de vez en cuando, ante temas importantes, se organice alguna sesión previa que fortalezca la estrategia.
5.2.5 Actitudes del profesor en clase ante las preguntas de los alumnos
Se dan por supuesto tres pasos:
– Los alumnos ya han tenido alguna sesión general donde se les ha indicado cómo pueden y deben hacer preguntas en clase.
– El profesor les ha presentado un tema, ha llamado su atención y ganas de saber con un FiT -Flash inicial Temático- sobre un tema concreto.
– Los alumnos han tenido, por ejemplo 7-10 minutos, según estén más o menos entrenados.
– Llega ahora el momento práctico tan esperado. Los alumnos se lanzan a preguntar.
– ¿Qué actitudes se esperan del profesor que les ha entrenado e invitado a hacerlas?
– He aquí algunas actitudes señaladas en diversos métodos que señalamos después en el apartado de los recursos.
5.2.6 Que los alumnos pregunten todo lo que quieran
Incluso hasta que se agoten. Poco a poco traerán de sus reuniones previas mejor selección y clasificación de sus preguntas y se irán estableciendo tiempos en el profesor y los alumnos en futuras clases, tal como se fija en el apartado 6.1.2
5.2.7 No discutas lo que pregunta
Acéptala con buena cara, por más despistada que parezca: a veces es más importante entender quién es y cómo es el que pregunta que el tema de su pregunta.
5.2.8 No juzgues sobre la calidad o la oportunidad de la pregunta
Ya se sabe que hay preguntas que parecen más inteligentes que otras y más oportunas, pero cada uno pregunta sobre lo que quiere saber. Y no alabes tampoco al que parece que pregunta muy bien.
5.2.9 No contestes inmediatamente a la pregunta
A veces, algunos alumnos no van a entender la respuesta y necesitan esperar a que llegue la respuesta cuando sepan un poco más del tema que les va a explicar.
5.2.10 Acepta la pregunta, tal cual viene formulada
No intentes utilizar aquello de “tú lo que quieres decir es…”, cambiando el sentido más profundo de la pregunta, que en realidad no se sabe muy bien por qué se formuló: a veces, simplemente la ha copiado o la oído y, por no quedar mal, la hace y nada más. O no logra formularla mejor y, con el tiempo, logrará el mismo alumno explicar mejor qué quiere saber. A veces la formulación es más luminosa que el contenido de la misma pregunta.
5.2.11 Anota las preguntas en un sitio visible, aunque no se lean de lejos.
Es un tema muy importante en el entrenamiento. Los alumnos pueden traerlas escritas con letra normal, legible y se colocan en un cuadro. Cuando sea posible, se pasan al ordenador para que luego se vean mejor. Pero quedan ahí, visibles en la clase, como fondo y demanda para que el profesor haga alusión a ellas cada vez que va explicando o trabajando con los alumnos un tema.
5.2.12 Comienza a explicar el tema haciendo alusión a las preguntas.
Esto que estoy diciendo –repite el Profesor de vez en cuando– tiene relación con estas preguntas o estas otras… con el fin de que los alumnos vean, de verdad, cómo las explicaciones y actividades que se hacen para el aprendizaje de ese tema tienen una relación con las preguntas que hicieron y ahora están expuestas en un sitio bien visible.
5.2.13 MOMENTO CLAVE: ¡LA HORA DE LAS RESPUESTAS!
Nunca se sabe cuándo es y supone, por parte del profesor, esa agilidad mental de comunicar enlaces: “Esto que vamos explicando tiene mucho que ver con las preguntas…”
– Y seguir así hasta el final de la explicación o trabajos hechos por los alumnos sobre el tema… cuando vale la pena ya parar un momento y que el profesor, por su parte, vaya escogiendo estas dos opciones:
5.2.14 A propósito de…. Esto que estamos explicando –dice el profesor– sirve para contestar un poco a la pregunta de… ¿Alguien descubre por qué?… ¿Entiendes ahora mejor tu pregunta y cuál sería la respuesta…? Y sigue la explicación o la actividad que estaban haciendo.
5.2.15 Respuestas / Hora final: Buscar siempre un momento especial para hacer stop e ir dando las respuestas por parte del profesor… a todas las preguntas… e incluso pidiendo a los alumnos -después de la explicación del tema en clase– que intenten también su respuesta a sus mismas preguntas que hicieron, a ver cómo las entienden ahora. Y, en todo caso, que, por parte del profesor, no quede ninguna pregunta sin contestar.