INTRODUCCIÓN
El profesor pregunta, el alumno responde, si logra hacerlo. ¿Qué pasaría si los alumnos se entrenan en saber preguntar y logran ponerlo en práctica? ¿Mejorarían sus respuestas cuando los profesores sigan de nuevo preguntando? Esa es la cuestión. Todos ganarían un poco. ¿Qué opinas?
1. LA NOTICIA
La noticia provoca la actitud interrogativa
Los alumnos que preguntan aprenden más y mejor en el aula y en la vida
(La Voz de la Escuela, 28 de octubre de 2015)
El secreto está normalmente en la palabra “mejor”. Efectivamente, hay muchas preguntas que son normales, tal vez necesarias, o al menos útiles y frecuentes: – ¿A qué hora termina la clase, este tema entra en el examen, me puedo sentar junto a la ventana, dónde hay un diccionario, por qué no funciona este trasto, dónde grabamos lo escrito, hace falta hacerle un dibujo?
– Y así muchas inquisiciones de este académico género de interrogantes a ras de pupitre cumplidor de lo que se prescribe, pero poco más.
– Y, por supuesto, existen otras, muchas otras, que alcanzan el escalón de mejores cuando se centran en asuntos cercanos e importantes: la actitud interrogativa es la base, al menos, de un “mejor” aprendizaje.
¡Que pregunten ellos!
– En tiempos y sitios de clase impera muchas veces la justificación del programa: el profesor explica y después pregunta. ¿Podría darse al revés?
– Los alumnos proclaman: ¿De qué vamos a preguntar si no sabemos casi nada de lo que va a explicar?
– Dilema frecuente. ¿Puede romperse provocando siempre y previamente en los alumnos su actitud interrogativa y no comenzar explicación alguna sin que los interrogantes asomen sus gritos?
– La noticia, al menos esa que sorprende y se sabe algo de por donde va, ofrece siempre un campo eficaz de preguntas y curiosidades múltiples. ¿Por qué no se aprovecha, al menos para que los alumnos se entrenen a preguntar, aunque a veces nadie vaya a ser capaz de dar respuesta suficiente?