Sara Cabrero
Seguramente alguna vez has oído hablar de la famosa crisis del 2008. Para simplificar mucho las cosas, piensa que el trabajo de los bancos es guardar el dinero de la gente que tiene más ahorros que gastos y prestárselo a los que tienen más gastos que ahorros. Al prestar el dinero, que puede ser utilizado para comprar una casa (estaríamos hablando de una hipoteca), los bancos reciben un beneficio (los intereses), que comparten con esos que hablábamos antes que tenían más ahorros que gastos.

El problema es que antes de la crisis del 2008 los bancos prestaron grandes cantidades a gente que no podía devolverlo. Y todo esto acabó provocando la quiebra de un banco muy grande: el Lehman Brothers, que a su vez generó lo que se conoce como efecto contagio. Muchos de los que tenían más ahorros que gastos y que, por tanto, depositaban el dinero en los bancos empezaron a desconfiar de que estos fueran a devolvérselo y decidieron llevárselo: millones de euros y dólares a la vez. El problema en realidad era más complejo, pero esta es la base para que lo entiendas. Todo esto se convirtió en un terremoto que acabó contagiando al resto de la economía. Millones de empresas tuvieron que cerrar, la gente se quedó en el paro y los sueldos bajaron.

Viajemos al presente. Se está hablando de una nueva crisis financiera. Sus causas no son exactamente las mismas que las del 2008. Lo de ahora tiene más que ver con los tipos de interés, que son básicamente el precio del dinero que se presta. Si yo te dejo 100 euros a un interés del 1 %, tú me tendrás que devolver 100 más 1 euro por interés. Estos años los tipos de interés permanecían muy bajos, pero en los últimos meses los bancos centrales (que son los encargados de vigilar que la economía vaya bien y los que deciden los intereses y, por tanto, el precio del dinero) optaron por subirlos de golpe. Esto ha causado que algunos bancos se encuentren con problemas para mantener su negocio (acuérdate: ese de recoger dinero de los que tienen ahorros para prestárselo a los que gastan). Y eso ha provocado que vuelva el temor a otra crisis como la del 2008, que fue muy larga. La crisis empezó en EE.UU., donde dos bancos han quebrado y hubo que rescatarlos. Las autoridades estadounidenses han puesto dinero de su bolsillo para que los bancos no contagiaran a toda la economía, como en el 2008. Y en Europa ha pasado algo parecido con Credit Suisse, que va a ser comprado por su eterno competidor, el UBS.

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