Antonio Sandoval
¿Cuáles son los aromas que más te gustan? ¿El de las galletas recién salidas del horno? ¿El del mar? ¿El que surge de un libro cuando lo abres por primera vez? ¿El de la vainilla? ¿El de la ropa limpia?
Nuestra vida está repleta de olores. Algunos, como los anteriores, nos encantan a la mayoría. Otros nos producen una insoportable repugnancia. Otros más nos ponen de inmediato en alerta ante un potencial peligro, como el olor a quemado. Luego hay muchos que nos parecen agradables sin más, o no nos dicen nada, o ni siquiera nos enteramos de que existen.
¿Te animas a hacer una lista de los aromas más frecuentes que encuentras en tu día a día? ¿Qué zonas de tu centro educativo tienen, por ejemplo, un olor especial? Algunas ciudades, como A Coruña, han desarrollado su propio mapa de olores. ¿Cuál sería el de tu ruta diaria desde casa hasta el aula? Cada uno de nosotros, con el transcurso de los años, crea su propio archivo olfativo a partir de las experiencias asociadas a diferentes olores que ha vivido. Ahí van un par de ejemplos: ¿qué recuerdos te trae el olor de una piscina? ¿Y el de tu propia casa, tras haber estado ausente de ella durante un tiempo?
Investiga acerca de la magdalena de Proust. Y a continuación, juega a recordar algún olor que quizá sea capaz de despertar en ti una sensación similar.
La creación y gestión de los olores es de enorme importancia para infinidad de industrias bien diferentes. Por muy eficaz o de alta calidad que sea cualquier producto, si su fragancia es poco agradable su éxito va a resultar muy limitado. Por otro lado, son infinidad las marcas que intentan crear su propio aroma y que este resulte al mismo tiempo inconfundible y atractivo. ¿Cuáles crees que son las industrias que más se esfuerzan en esto?
La naturaleza, por supuesto, está repleta de aromas. También la que rodea tu centro escolar o vive dentro de sus instalaciones. Entre sus perfumes más encantadores están los de las flores, claro que sí. A su manera, esta capacidad suya no deja de ser una estrategia de márketing olfativo. Sumada a los colores de sus pétalos, está destinada a hacerlas atractivas para que las visiten multitud de insectos polinizadores.
Pero las flores no trabajan solas en esa producción y difusión de aromas. Hoy sabemos que el olor de muchas de ellas no es cosa únicamente de sus complejas operaciones bioquímicas, capaces de producir los compuestos volátiles que llegan a nuestra nariz. Resulta que los microorganismos que viven sobre sus pétalos juegan también un papel clave. Qué sorpresa, ¿verdad?
Ahora que estamos en los exámenes finales, si tuvieses que poner nota a los aromas de las diferentes flores de tu centro educativo y su entorno, ¿cuáles se llevarían la puntuación más alta?
■ Para saber más. La fragancia de las flores depende de los hongos y bacterias que las recubren.