6. EVALUACIÓN
El conductor de grupo deja más libertad a los participantes: pueden expresarse con mayor amplitud, hablar entre sí, discutir.
– El conductor DNG sigue la conversación que ellos entre sí pueden tener: formula preguntas, estimula, resume y pasa a metas nuevas, hace reflexionar al grupo, pero no intenta conducirles demasiado a no ser que se desvíen en contra de los intereses del grupo.
– El conductor DNG tampoco debe opinar, manifestar su tendencia, intentar un resumen subjetivo, emitir juicios sobre opiniones.
– Cuando ve que el grupo se desvía, le hace reflexionar; si se necesitan normas, se las hace establecer, precisamente, y luego las exige.
– Debe permitir la conversación, pero no los discursos largos; ha de lograr con preguntas y estímulos la participación de todos, aclarar cuando fuere necesario a los que no entendieron o se empeñan en interpretaciones falsas, pero no debe discutir con ellos.
– Devuelve también las preguntas al grupo: no las contesta directamente.
– Utiliza con frecuencia el encerado para hacer algún resumen, esquema, símbolos rápidos que centren la DNG.
– La conversación de la DNG puede estar condicionada por esquema previo; en este caso, debe hacer volver el esquema a los que se salgan de él, a no ser que el grupo prefiera realmente desviarse.
– Ha de fomentar las buenas relaciones humanas: escuchar, hablar con orden, no interrumpirse, no ponerse en plan de discutir, sino de conversar.
– No permite los corrillos, ni tampoco es conveniente que se sienten juntos los de un mismo plan; logre una distribución heterogénea y combinada.
– En la variante de “DNG con Interrogador” elige bien a los expertos que van a responder a los entrevistadores, sabe cortar preguntas que no interesan, indica a los participantes cuándo la respuesta es ya suficiente.
– Si los interrogadores vienen de parte de un público, presente o no, certifica de que trae las preguntas que al público le interesan; estas preguntas se han podido recoger a través de papeletas, diálogos simultáneos u otras técnicas.