MANUEL VARELA
Marisol Louro estrena el cargo de secretaria en la Fedadi, la federación que agrupa a las asociaciones de directores de centros educativos en España, tras 16 años de gestión al frente del IES Plurilingüe de Ames.
—Acaban de reunirse directores de todas las comunidades autónomas, ¿de qué hablan?
—Ponemos en común muchas cosas. Comparamos modelos y miramos si podemos hacer mejoras; luego al volver proponemos cosas que nos parecen bien de otras comunidades. También vemos cómo se trabaja en cada territorio y vemos lo que funciona y lo que no. O aprovechamos para pedir programas con los que interaccionar con el resto de Europa. Lo que tratamos es de profesionalizar la dirección.
—¿Cómo?
—Preparando un marco de una nueva dirección en los centros, con grupos de trabajo sobre competencias de las direcciones, formas de nombrarlas y de renovarlas o evaluarlas cada año. Que se den directrices y no quede al libre albedrío en cada centro. Hay direcciones que se eternizan y nadie evalúa. No es aprobar o suspender, sino dar propuestas de mejora y dar un tiempo para aplicarlas. No es conveniente estancarse.
—En cada centro es diferente, pero ¿cómo está la figura del director en los institutos?
—Es difícil, porque un director es un profesor al que le tocó serlo por equis circunstancias. Se dice que es el representante de la Consellería de Educación en el centro, pero al final sigues siendo un profesor. En muchas cosas no tenemos toda la autonomía que queremos sobre familias o compañeros de claustro. No es tener toda la autoridad, pero sí contar con un apoyo en las decisiones para hacer cumplir las leyes. Si hay una legislación marcada tenemos que hacerla cumplir, pero no tenemos poder ni herramientas para que alguien las cumpla cuando no quiere hacerlo. Ahí tenemos que recurrir a inspecciones, expedientes… a cosas incómodas a la hora de hacer funcionar un centro.
—¿Se sienten sin protección en ese sentido?
—No debemos caer en el autoritarismo —y sí contar con todos los órganos de gobierno del instituto—, pero deberíamos tener más autonomía. La que tenemos no es suficiente.
—La Lomloe vuelve a convertir en vinculantes las decisiones de los consejos escolares, ¿será beneficioso?
—Depende, porque en los consejos hay representantes de familias, profesores, personal no docente… Dependerá del consejo escolar que toque. Siempre hay gente muy colaboradora y otra que politiza mucho los consejos escolares sin pensar en el bien del proyecto del alumnado. Tuve de los dos tipos y la experiencia es completamente diferente: uno fue crítico pero colaborador y el otro crítico y negacionista. Que los proyectos vayan adelante es muy importante.
—Como en un claustro.
—En un claustro, con gente trabajadora, puedes hacer muchísimas cosas. Pero si toca un año con mucha gente nueva o poco implicada, no puedes contar con ellos. Puede haber directores buenísimos, pero sin gente para hacer proyectos nuevos es muy difícil. Hay que tener mucha mano izquierda.
—¿Qué expectativas tiene con la nueva ley educativa?
—Tener que aplicarla ya ahora, este curso, es un problema enorme. Ya estaba todo preparado: la programación, las fechas de evaluaciones… Necesitábamos un período de adaptación y de concienciación sobre de qué se va a tratar la Lomloe. Se trata de paliar el fracaso escolar, pero teníamos que tener un cambio de mentalidad en profesorado, alumnado y familias. No creo que sea el aprobado ni el suspenso para todos, pero sí dar criterios sobre cómo actuar con los alumnos en cada caso. No es lo mismo un alumno sin necesidades educativas que una persona con adaptación curricular, refuerzo… El nivel que tendrán uno y otro no tendrán nada que ver.
—Le preocupa la repetición del curso en la ESO.
—Sí, ya la ley anterior contemplaba la repetición como algo realmente excepcional. Se llegó al punto de aplicarla como una medida más. Hace falta un cambio de mentalidad fuerte y hay que tomar la repetición como una media muy excepcional, no como una rifa según el profesor que da la clase.
—La nueva legislación apunta a una mayor tutela de los alumnos, ¿hay personal suficiente sin los refuerzos del curso pasado?
—Vuelve a haber personal de refuerzo, pero no tanto. Hubo un despliegue impresionante el año pasado que hacía falta. Este año toca un trabajo a mayores y en muchas casos sería necesario tener más gente, sobre todo con alumnado que está entre voy y no voy. Ese pequeño empujón es muy importante. Ahora es posible con las ratios bajas por el covid. El problema vendrá cuando se aumenten esas ratios.