OLGA SUÁREZ
Los alumnos gallegos de bachillerato están ya con la mirada puesta en los exámenes de selectividad, un examen para el que se decidieron preparar dos años antes, al finalizar la ESO. Puede parecer una edad temprana para decidir hacia dónde orientar un futuro profesional, pero no lo es si nos fijamos en Alemania, donde los padres, guiados por los profesores, ya orientan el futuro de los niños con tan solo 10 años, 12 si se trata de un estudiante de Berlín; porque esta es otra diferencia con la educación española: el sistema no es igual en todos los estados federados, equivalentes a las comunidades autónomas de España. Lo explica Pedro Bermúdez Fernández, coruñés de 42 años que lleva ocho trabajando como docente en el país centroeuropeo. Actualmente imparte Educación Física, Matemáticas y Castellano en la escuela Hasengrund-Schule, situada en el barrio Berlin-Pankow, donde los niños cursan seis años de Grundschule, el equivalente a la primaria de España.
—¿Cómo es el proceso para poder ser profesor en Alemania?
—Lo primero de todo fue homologar mis títulos. Para ser profesor en Alemania tienes que tener dos carreras. Yo había estudiado Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y después hice Filología Hispánica. También exigen el nivel C2 de alemán, que fue lo que más me costó. Y ya con eso entras en un programa para ser docente que incluye 18 meses de prácticas en un colegio, seminarios y cursos.
—Es por tanto un proceso largo, ¿Cuánto te llevó?
—Es duro, sí. En mi promoción empezamos 27 y solo terminamos 17.En mi caso, esos 18 meses de prácticas estaba 10 horas trabajando en un colegio y después asistía a un seminario de Castellano, otro de Educación física y otro de Didáctica. Lo bueno es que esos 18 meses en los que trabajas de profesor pero cobras como estudiante aprendes mucho, coges mucha práctica.
—Y después, ¿Puede el profesor elegir el centro?
—Sí, no es como en España, aquí presentas tu currículo en los centros donde quieres trabajar. Aunque yo me preparé para Secundaria y tenía varias propuestas, decidí quedarme en un centro de primaria porque quería estar en Berlín.
—¿Ya sabías alemán antes de iniciar este proceso?
—Sí, había estado un año de Erasmus en Berlín, después pude quedarme en un colegio haciendo unas prácticas. Volví a España, hice un ciclo superior de FP de Sistema de Telecomunicaciones, trabajé en Telefónica, hice un máster de Relaciones Públicas… Pero no encontraba trabajo y fue entonces cuando decidí volver a Alemania.
—¿Qué asignaturas impartes y a qué edades?
—Doy clases de educación física a todos los niveles del centro, de primero a sexto. También doy matemáticas a alumnos de tercero y cuarto; y una asignatura optativa, que propuse a mi llegada al centro, de castellano, con alumnos de quinto y sexto curso.
—Y ahora, ¿Se puede decir tienes un puesto de funcionario?
—Si estuviera en otro estado sí, pero Berlín funciona de forma diferente y aquí los profesores no solos funcionarios. Esa es la razón por la que mucha gente se va a otros lugares y hay tanta demanda de profesorado aquí. Parece que esto va a cambiar en unos años pero, de momento, aunque tengamos un trabajo fijo, a nivel laboral la situación es peor: pagas más a la Seguridad Social, hay menos ventajas para la jubilación… Lo que hace que muchos docentes terminen buscando plaza en colegios de otros lugares.
—También en Berlín son diferentes los niveles de educación
—Sí, aquí la Primaria consta de seis años como en España, pero en otros Estados son solo cuatro. Y con 10 años los niños, o más bien sus padres, tienen que elegir qué camino coger después.
—¿Qué opciones hay?
—Hay tres caminos: el Gymnasium, que es el de más élite, pensado para los estudiantes que quieran ir a la universidad; el Realschule, un sistema intermedio enfocado a lo que en España sería un ciclo superior de FP; y el Hauptschule, que es el más básico y que prepara al alumno para una formación profesional básica. Los profesores aconsejamos según la nota media lograda por el niño, aunque la última palabra la tiene el padre.
—¿No es un poco pronto para decidir hacia dónde tirar?
—Un poco sí, sobre todo porque provoca que los niños tengan mucha presión por las notas desde que son muy pequeños. Pero también es cierto que los resultados que da este sistema no son malos: los cursos de FP incluyen prácticas en empresas donde, muchas veces, los alumnos terminan trabajando y el paro juvenil es un tercio inferior al del España.
—¿Cómo es el examen de selectividad?
—Los alumnos tienen dos exámenes obligatorios, de alemán y de matemáticas; y el tercer examen es de una asignatura que cada uno elige.
—¿Qué es lo que más valoras del sistema educativo alemán?
—Que no esté politizado; el programa sigue vigente desde el siglo XIX, independientemente de quien gobierne. Además, los centros tienen más medios y las enseñanzas son más prácticas. Aquí se trabaja mucho la autonomía: es más importante que el alumno aprenda a recoger bien sus cosas a que aprenda pronto a leer. Es más, se recomienda que los niños lleguen a primaria sin saber leer.
—¿Tienen los profesores algún tipo de control por parte del centro?
—Sí, hay una evaluación de calidad cada cinco años, vienen a ver cómo das clases y examinan tu plan curricular. También el director del centro viene a ver tu clase, avisando o sin avisar. Hay cursos para el profesorado, más trabajo en equipo y hay una buena adaptación curricular: los niños que nacen a partir del inicio de curso pueden elegir si empezar el curso un año antes o después.
Las mismas vacaciones que en España, pero repartidas de manera diferente
El curso escolar se divide en Alemania en dos semestres. El inicio varía en función de los estados y del año. «En realidad, tenemos las mismas vacaciones que los profesores en España, aunque repartidas de forma diferente», explica Pedro. Para aprovechar las horas de sol, los niños tienen seis semanas libres en verano, los docentes cinco. Descansan dos semanas en otoño, una en febrero y dos más en Semana Santa. «Lo que sí tenemos son más horas lectivas», 28 a la semana, a las que hay que sumar dos de trabajo con los compañeros de departamento y otras dos con el resto de profesorado del centro.