BELÉN PÉREZ SANMARTÍN
Si crees que tus bajas calificaciones o tu dificultad para estudiar puede tener que ver con la forma en que te enfrentas a las tareas y con tu falta de planificación, este es tu artículo. Podríamos definir «aprender a aprender» como un conjunto de habilidades que el ser humano interioriza para adquirir conocimientos de forma eficaz y autónoma.
Lo primero es hacerlo cada uno. Cuando trabajamos herramientas de estudio con las familias, siempre les decimos que permitan que sus hijos sean autónomos, que se organicen, gestionen su tiempo y autorregulen su aprendizaje. Esto les convertirá en protagonistas, se sentirán orgullosos de sus logros y promoverá una motivación interna. Cuando a nuestros hijos les explicamos aquello que tienen que aprender o les hacemos un esquema, les estamos privando de la opción de pensar, de estructurar la información, de abstraer la idea más importante e incluso de investigar por ellos mismos.
Todo esto hace que se acomoden y su capacidad de razonar, de análisis y de registrar la información se pierde.
Aprender a aprender requiere entrenamiento, pero siguiendo estas pautas, uno logra ser eficaz, puesto que alcanza las metas propuestas, y eficiente, ya que lo harán empleando menos recursos. Y lo que es más importante, se genera una mejor autoestima/autoeficacia y satisfacción con la capacidad de aprendizaje:
1. Planificación y organización
El aprendizaje debe de ser espaciado, por eso, saber organizarse es necesario para sacar el mejor rendimiento. Hay que confeccionar un horario donde se haga constar el tiempo destinado al estudio, marcando los correspondientes descansos.
2. Constancia
El trabajo diario requiere mucho menos esfuerzo y se asimilará mejor que la realización del trabajo todo junto. Además genera hábito.
3. Ambiente de estudio
Eliminar distracciones. El orden, limpieza, buena iluminación, silencio, todo el material necesario preparado y una buena higiene postural son claves.
4. Engañar al cerebro cuando quiere vaguear
Ante la pereza de empezar a estudiar se reacciona postergando el trabajo (procrastinación). Se debe alejar esa emoción negativa del pensamiento y pasar a la acción. Engañar al cerebro y decirle que solo se va a trabajar 5 minutos es una buena medida. Al cerebro le genera ansiedad dejar las cosas a medias. Así, en cuanto se empieza, ya no le costará seguir.
5. Estudiar 50 minutos, descansar 10
Las sesiones de estudio deberían de ser de 45/50 minutos y 10 de descanso. Es recomendable empezar por aquello de dificultad media, pasando a lo de mayor dificultad y dejando para el final lo más fácil. Es más productivo dividir la sesión en períodos de 25 minutos, y marcarse unos objetivos para la realización de cada tarea. A esto le llamamos técnica pomodoro. Saber que tenemos un tiempo límite para hacer una tarea ayuda a la concentración.
6. Tomar apuntes en clase
Tomar apuntes en clase, sintetizando las ideas principales de lo expuesto. De esta forma, se evita la distracción, se asimila lo que expone el profesor y saltarán las dudas de aquello que no se comprende. Incluso el tiempo pasará más rápido.
7. Repasos diarios
Repasar diariamente los contenidos impartidos para ir interiorizándolos poco a poco.
8. Simulacros de examen
Hay que practicar con simulacros de exámenes, pero hacerlo con antelación suficiente.
9. Hacer un estudio activo
Esto varía según el tipo de asignatura. Mira con detenimiento la información independiente que hay bajo estas líneas.
CÓMO ESTUDIAR EN FUNCIÓN DE LA ASIGNATURA
Para materias de letras
■ Leer el texto varias veces. Hay que consultar dudas y buscar información. No se debe estudiar algo cuando no se entiende. Lo que se comprende, se recuerda mejor.
■ Hacer preguntas sobre el texto. Responderlas ayuda a comprender bien la información y a extraer las ideas más importantes.
■ Estructurar el contenido. Dividirlo en partes según las ideas.
■ Subrayar. Solo las palabras claves de esas ideas principales.
■ Esquematizar. Organizar la información, estructurándola y jerarquizándola en organizadores gráficos (esquemas, mapas mentales…), que permite establecer un hilo conductor, ayuda a comprender la estructura del contenido, los repasos serán más rápidos y la memoria visual contribuirá a recuperar esa información en el momento preciso.
Para materias de ciencias
■ Primero, entender la teoría. Hay que entender y comprender bien la teoría.
■ Bloques. Construir bloques de información con la fundamentación teórica y practicar con ejemplos.
■ Practicar diariamente. Espaciar el estudio es más efectivo que las mismas horas de una sola vez.
■ De atrás para adelante. Trabajar de atrás para adelante y analizar los precursores que llevaron hasta el resultado.
■ Reglas nemotécnicas. A la hora de memorizar hay que usar la imaginación y la asociación, además de la repetición.
■ Explícaselo a «alguien». Antes de avanzar en contenidos, es necesario repasar. La técnica Feyman que consiste en explicar a alguien (incluso imaginario) lo aprendido, y así se estructura la información correctamente y saltan las lagunas en el recuerdo, que ayudará al repaso siguiente.
10. Realizar ejercicio físico
Si es un deporte reglado, organizado, mejor. Este es un gran regulador de hábitos. El ejercicio mejora la capacidad de concentración y se activan las hormonas del bienestar, lo que nos permite estar más satisfechos con nosotros mismos y más motivados.
María Belén Pérez Sanmartín es pedagoga especialista en técnicas de estudio y colabora en catemo.es
LO MEJOR DE SABER ESTUDIAR
Lo más gratificante es verificar cómo la adquisición nos puede llegar a cambiar la vida como estudiantes. Aprender a estudiar mejor, de manera más significativa nos ayuda a:
- Mejorar nuestra autoestima y autoeficacia. «Para mí supuso un gran avance en lo que se refiere al estudio y a mi autoestima» (I.D, A coruña)
- Mejorar el rendimiento académico. «Para mí, aprender técnicas de estudio fue como una salvación, sobre todo en 2.º de bachillerato, que es un curso que requiere mucho esfuerzo» (P.B., Oleiros)
- Mejorar nuestra planificación y gestión del tiempo. «Gracias a ellas aprendí a organizarme, a distribuir el tiempo y por encima de todo a no estudiar a base de la memorización, sino a realizar esquemas y aprender a destacar las ideas claves» (P.B., Oleiros)
Recordemos la definición de autoeficacia de Teresa Molezun en su artículo hace unas semanas: «Opinión que tiene una persona sobre su capacidad para conseguir determinados resultados» . Si la valoración de la misma es positiva, también mejorará la autoestima. Cuando utilizas herramientas que te permiten entender y recordar contenidos, te das cuenta que no es un problema de capacidad y por ende su autoestima sube. Algo que consideramos un pilar básico en el aprendizaje.