OLGA SUÁREZ
Este gallego de Carballo es como un nativo más en la Universidad de Hiroshima, donde imparte clases de Literatura Japonesa. «A mucha gente le resulta curioso que un gallego dé clases en inglés de literatura japonesa porque, además, casi todos mis alumnos son de Japón», comenta Dámaso Ferreiro en una videoconferencia en la que explica cómo es el paso a la universidad en el país asiático.
—¿Cómo es el sistema educativo japonés?
—En líneas generales, es parecido al de España: primaria empieza a los 6 años, aunque luego hay tres cursos de secundaria y otros tres de bachillerato. Lo que sí hay son más vacaciones: el curso empieza en abril y se termina a principios de febrero. Entre estos dos meses son las vacaciones de primavera y las de verano son desde finales de agosto hasta principios de octubre.
«El profesor aquí está a un nivel superior, se le tiene más respeto»
—Y en secundaria, ¿las materias son similares?
—Hay asignaturas comunes y otras que elige el alumno, pero aquí no hay una selectividad única, sino que los jóvenes hacen un examen de acceso en las universidades que les interesan; esas pruebas siempre tienen una parte de lengua materna, inglés y ciencias. Después, varía en función del tipo de universidad. Además, hay una entrevista personal que cuenta un 40 % de la calificación final.
—¿Los estudiantes entran a la universidad a los 18 años?
—Sí, pero la tendencia está cambiando un poco en los últimos años. Aquí en Japón la universidad no es muy exigente, porque en el momento en el que una persona entra en una empresa, le dedica la vida entera, así que la etapa universitaria es el último momento antes de empezar una vida de ataduras; es difícil entrar, pero una vez que acceden no es difícil conseguir buenas notas. Y ahora cada vez hay más jóvenes que se rebelan contra esta sociedad demasiado estricta y viajan al extranjero antes de empezar una carrera.
«La mayoría de edad es a los 20 años, los alumnos de primero de carrera son más infantiles»
—A los 18 años, ¿quién llega más preparado, un español o un japonés?
—En el aspecto educativo el nivel es similar, pero yo sí noto mucha diferencia a nivel cultural. La mayoría de edad aquí se adquiere a los 20 años, así que los alumnos de primer curso son más infantiles que en España, te mandan muchas preguntas, también son más responsables.
—¿Qué exportaría de su sistema educativo?
—Una cosa que me gusta mucho es el respeto. El profesor aquí siempre está en un nivel superior, aunque al mismo tiempo existe un paternalismo que hace que al final entre profesor y alumno termine habiendo una relación mucho más estrecha que la que hay en España.
ESTUDIAR EN JAPÓN
LA PANDEMIA
Los escolares japoneses dejaron de ir a clase a finales de febrero y no volvieron hasta septiembre. El covid ha reabierto un debate sobre el cambio del inicio del curso, de abril a septiembre, para ajustarse al modelo del hemisferio norte.
TRADICIÓN
El sistema educativo inculca la tradición y cultura. Además de las materias troncales, aprenden arte japonés, caligrafía, poesía, cocina o costura.
EXTRANJEROS
Cada vez más extranjeros optan por realizar algún año de intercambio o un posgrado en una universidad japonesa. Las carreras más prestigiosas a nivel científico están o en Estados Unidos o en Japón.
PÚBLICA Y PRIVADA
La universidad pública es muy barata, pero las plazas son muy limitadas y el nivel es muy alto. Las privadas son más caras, pero tienen más plazas.
De Alfoz a Moscú: Enseñar español a 4.000 kilómetros

Paula ante la icónica San Basilio, en la plaza Roja de Moscú, en una imagen del año pasado
YOLANDA GARCÍA
Paula Lorenzo Geada, natural de Alfoz, es profesora de Lengua Castellana en el Liceo Pablo Neruda, de Moscú, pero por culpa de la pandemia y las restricciones de visado, lo es a 4.000 kilómetros de distancia. «Dou clase a 130 alumnos, todos rusos, ata sétimo curso, de español como lingua estranxeira. Os seus anos van dos 9 aos 17. Chámanme Paula, pero algúns dinme usted. Dende marzo non os vexo [físicamente]», explica. «Coa fibra óptica da casa de meus pais fanse milagres», afirma, algo impensable hace no mucho tiempo, aunque sabe que este tipo de docencia exige formación específica, que ella se ha buscado por su cuenta.
«No caso dos maiores de 12 anos, moitos non me poñen a cámara (tamén pode ser que a conexión sexa frouxa)», como les ocurre a muchos profesores en España. «O resto dos docentes denominámoslle a sesión de espiritismo, porque un pregunta ante un fondo negro: “¡Hola! ¿Estás ahí?”», añade. Entiende que «é moi inxusto este tipo de ensinanza», porque no se llega a todos, ya que la dependencia de la tecnología es alta a la hora de trabajar en línea.