0. INTRODUCCIÓN
El mes de noviembre del 2012 se cumplirá el undécimo aniversario de la llegada a nuestras costas de la primera marea negra ocasionada por el naufragio del petrolero Prestige, uno de los peores sucesos de este tipo a nivel mundial.
Fue en la tarde del 13 de noviembre del 2002 cuando el Prestige envió su primer SOS. Tres días después las primeras y enormes manchas de fuel alcanzaban las costas comprendidas entre Muxía y Arteixo. Aquel sábado y el domingo siguiente fueron miles los gallegos que se acercaron a estas y otras playas a presenciar la catástrofe y socorrer a las aves marinas que, petroleadas, alcanzaban nuestro litoral.
A partir de ese momento la marea negra y sus consecuencias ecológicas, sociales y económicas llenaron centenares de páginas de periódicos y espacios en radio y televisión, y no menos cuadernos y murales escolares. Desde las Rías Baixas hasta el sur de Francia la costa se tiñó de oscuro.
Hoy, una década después, ¿seguimos atentos a cuantas noticias surgen con respecto este tipo de tragedias ecológicas, o con tanta información sobre la crisis económica ya nos hemos olvidado de leerlas? Además, ¿ha cambiado en algo nuestra relación con los derivados del petróleo? Por ejemplo, ¿tomamos más los transportes públicos y menos el privado, para ahorrar en gasolina?
Mientras tanto, en todos esos diez años no ha sido posible celebrar un juicio para establecer quién o quiénes fueron los responsables de lo sucedido. Parece que este juicio podría celebrarse coincidiendo con noviembre. ¿Será así? ¡Permanezcamos atentos al periódico, a ver qué sucede!
1. LA NOTICIA
El «Prestige» ante el espejo «Erika»
La complejidad del derecho marítimo alarga las causas y puede anular la sentencia gala
Pablo González
27 de mayo de 2012
El laberinto del derecho marítimo y de los múltiples factores que influyen en los accidentes con vertido explica que hasta hace poco se discutieran flecos relacionados con el Mar Egeo, que el juicio del Prestige se inicie coincidiendo con su décimo aniversario o que la sentencia del Erika pueda ser anulada tres años después de ser confirmada y cuando han pasado ya trece años del accidente.
El difícil encaje de la normativa internacional y la legislación de los países ribereños es un conflicto clásico que surgirá con el Prestige y que está detrás de la posible anulación de la sentencia gala, que por primera vez condenaba a la fletadora de la carga, la petrolera Total, por no haberse preocupado por conocer el estado del buque que transportaba su carga. También se condenó a la clasificadora.
Este importante precedente podría desbaratarse si triunfa la tesis de la Fiscalía gala que, curiosamente, defiende que no puede aplicarse la normativa francesa porque el accidente ocurrió, como el Prestige, fuera del mar territorial (más allá de las 12 millas). El Tribunal Supremo francés, por tanto, ha iniciado ya la revisión de la sentencia para ver si esta solo puede basarse en los convenios internacionales y, por tanto, no se puede condenar a la petrolera que contrató al Erika, sino solo al armador y al capitán. El presidente de la región de Bretaña aseguró que la nulidad de la sentencia podría interpretarse como un «derecho a contaminar».
Los resultados de esta decisión a efectos de las indemnizaciones no tendrán demasiadas consecuencias. Los afectados franceses han tenido la suerte de tener una empresa solvente en el entramado societario del buque, por lo que Total decidió adelantar las compensaciones -171,5 millones de euros- y, tras el fallo judicial, solo tuvo que hacer frente a una multa de 375.000 euros.
El caso del Prestige es muy diferente. La armadora es una empresa fantasma y la fletadora se diluyó en otras empresas, de ahí que la Fiscalía intente buscar la solvencia en la aseguradora y el Gobierno, en el pleito de Estados Unidos contra la clasificadora ABS, un proceso que está a la espera de una decisión judicial definitiva que puede estar al caer. Mientras, la Audiencia de A Coruña fijará en los próximos días la fecha para el inicio del juicio en Galicia.