FERNANDO PARIENTE 
El Camino, o los Caminos, de Santiago es una realidad que siempre está ahí; una serie de territorios, poblaciones, monumentos, edificaciones y accidentes geográficos que se convierten en camino cada vez que una persona toma la decisión de ponerse unas botas, cargar su mochila al hombro y empezar a andar con el objetivo de llegar a Compostela para admirar la catedral y cumplir todos los propósitos materiales o espirituales que se le ocurran. Mientras haya caminantes, habrá caminos.

Sin embargo, hay años especiales en los que su existencia adquiere una importancia mayor y se multiplican los peregrinos. Son los años santos, en los que las gracias espirituales que la Iglesia ofrece se incrementan y la ruta se llena de peregrinos. Este año tendría que haber ocurrido también, pero no, en esta ocasión el año santo comenzó en el calendario, pero los caminantes se han esfumado durante muchos meses porque la pandemia supuso un riesgo máximo de contagio y el camino ha estado esperando tiempos mejores. Ahora parece que llegan esos tiempos y se abren perspectivas de que los albergues vuelvan a recibir tantos romeros como vinieron haciéndolo durante más de diez siglos. Por eso vamos a proponerlo como objeto de atención escolar y comenzaremos por aclarar algunos conceptos básicos que nos ayudarán a entender mejor este peregrinaje.

Año santo, año jubilar y jubileo. Este es un concepto puramente religioso que tiene que ver con el perdón de las penas debidas a las faltas y pecados de los creyentes. Según la fe cristiana, las almas de los difuntos tienen que pasar por el purgatorio para purificarse de todas esas penas antes de ser admitidas en el paraíso. Pero la Iglesia puede conceder la que llama indulgencia plenaria, es decir, el perdón de todas nuestras deudas con Dios, lo cual evita al creyente el paso por el purgatorio después de su muerte. En el caso del Camino de Santiago, la Iglesia concede indulgencia plenaria cuando se celebre un año jubilar o jubileo, por eso han sido momentos de muchas peregrinaciones a lo largo de la historia. Se hace desde el 1122, cuando el papa Calixto II determinó que fuese año jubilar cada vez que la fiesta conmemorativa del Apóstol cayese en domingo.

Este año el día 25 de julio cayó en domingo, por eso estamos en un año jubilar o año santo. Lo establecido es que el año jubilar termine con el año natural, el 31 de diciembre, pero en esta ocasión, después de la limitación impuesta por la pandemia, el papa Francisco ha decidido que el año santo tenga una prolongación especial durante todo el año 2022.

Puerta Santa. Para visibilizar de forma solemne y simbólica tanto el comienzo como la duración y el final de cada año santo, la catedral ha establecido el ritual de la Puerta Santa. Los peregrinos que llegan a la basílica compostelana durante el año santo entran en ella a través de una puerta especial que el resto del tiempo permanece tapiada. Una solemne ceremonia cuyo símbolo principal es el derribo de la tapia marca el comienzo oficial del año jubilar. Cuando el año jubilar termina, se celebra la ceremonia inversa de tapiar la puerta hasta el siguiente jubileo.

la Puerta Santa no tiene nada que ver ni con la fachada de la catedral ni con el pórtico de la Gloria. Está situada en la parte opuesta, pegada al ábside, bajo la torre de la Berenguela.

La compostela. El Camino en su origen tuvo un propósito exclusivamente religioso, pero la historia hizo que muchos lo emprendieran buscando otros fines personales. Entre esos objetivos tuvo también un carácter redentor de penas civiles. En la Edad Media fue frecuente que los jueces de Europa del norte impusiesen a delincuentes la peregrinación a Santiago como castigo por sus fechorías. Con el tiempo el sistema se fue organizando. Reunían a los condenados en grupos para hacer la peregrinación juntos y bien vigilados.

Probablemente como consecuencia de este carácter penitenciario, ya desde tiempos muy antiguos se impuso un sistema para controlar que efectivamente se hacía el Camino. La compostela es el certificado que emite el cabildo como prueba de que un peregrino ha cumplido con lo que se exige para la peregrinación. En la actualidad se requiere recorrer al menos 100 kilómetros.

 


Fernando Pariente es profesor y jefe de Educación del Ayuntamiento de A Coruña jubilado.

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