3. CONTENIDOS

CONOCIMIENTOS PREVIOS

El tema del género de los sustantivos es de esas cuestiones gramaticales que se empiezan a explicar muy pronto en el plan de estudios (a niveles muy elementales) y que después regresan una y otra vez. Y en cada vuelta se van introduciendo aspectos nuevos, más profundos y más abstractos. Así pues, los conocimientos previos que se requerirán en cada curso serán diferentes. Obviamente, para pasar a los objetivos 3 y 4 hay que dominar el 2, igual que para comprender el 5. Y los últimos objetivos (11, 12 y 13) serían ininteligibles sin un dominio de los anteriores.

CONCEPTOS Y PROCEDIMIENTOS

En la numeración de los objetivos se ha ido indicando cuáles de ellos son conceptuales (C) y cuáles procedimentales (P). Como siempre, en la enseñanza de la gramática, el concepto es previo al análisis, pero este refuerza el conocimiento teórico. Al final del ciclo, el alumno debe tener clara la diferencia entre el género gramatical y su relación con las realidades sexuadas. Asimismo, debería asignar sin abrigar dudas el género a cada sustantivo -con especial atención a las dificultades que plantean los comunes¬-, aunque en este caso debería saber que la lengua está en pleno movimiento evolutivo y que no es posible prever con qué consistencia permanecerán algunos femeninos (presidenta, generala, jueza, miembra.) que hoy usan algunos hablantes de forma más o menos esporádica, con independencia de que la Real Academia haya dado entrada o no en su Diccionario a estas formas.

En breve resumen, al final del proceso un alumno de bachillerato debería saber lo siguiente respecto al género gramatical:

1. Que en la lengua española todos los sustantivos tienen un género gramatical masculino o femenino. No hay sustantivos de género neutro, si bien presentan esta marca palabras de otras clases (pronombres y artículos) cuyos antecedentes nunca son sustantivos.

2. Que la marca de género se usa a veces para distinguir sexo y otras muchas no tiene este valor.

3. Cuando los sustantivos no distinguen sexo, pueden tener un género inherente que carece de valor semántico, que no significa nada, o pueden presentar moción de género (variantes masculina y femenina) con otro valor que la diferenciación sexual (la distinción entre árbol y fruta, entre instrumento y operario, diferencias de tamaño, etcétera).

4. Las realidades sexuadas se diferencian lingüísticamente con variedad de recursos. En primer lugar, mediante la moción morfológica de género; segundo, mediante sustantivos heterónimos; tercero, mediante la determinación o los modificadores (en el caso de los sustantivos comunes en cuanto al género).

5. Hay realidades sexuadas imposibles de distinguir directamente. Son los sustantivos epicenos.

6. Hay sustantivos de género ambiguo.

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