4. ACTIVIDADES
4.1 Gafas del <todo o nada>
Un cristal negro, otro blanco. Es la persona que se siente magnetizada por los extremos. Realmente, cualquier noticia le lleva a uno de los dos polos: salta del nunca al siempre, con mucha facilidad. Posición extrema y no hay quien le mueva.
– Lo que pasa aquí es que…
– Y no hay que darle vueltas a lo que digo…
– Esto es así y se acabó…
4.2 Gafas <negativas>
Los dos cristales, negros. Siempre se fija e insiste en el aspecto negativo de las noticias. Sus comentarios están llenos de <peros> para todo. El pensar mal, dice, tiene ventajas: si salen bien las cosas, suerte. Si salen mal: ya lo decía yo.
– Te lo pintan todo de color de rosa…
– Algo oculto habrá que no dicen… la cosa es mucho peor.
– Bueno, menudos optimistas: ya será la mitad de la mitad…
4.3 Gafas <adivinas>
Los dos cristales, telescópicos. Juegan a que conocen muy bien a las personas y presumen de adivinar noticias. Prefijan el futuro: nunca hacen un esfuerzo ni buscan la ocasión para comprobar si esas supuestas adivinanzas son ciertas o no.
– Verás lo que va a pasar, recuérdate de que ya lo decía yo …
– De tal palo tal astilla, no falla…
– Pero, ¿qué se va esperar de…?
4.4 Gafas <dirección única>
Cristales con flechas de dirección obligatoria. Sucedió una vez: «Recuerdo yo que…». De manera que, como sucedió una vez… la gente volverá a actuar del mismo modo. Una fácil defensa para no intentar cambio alguno.
– Las cosas son así: yo aprendí que… y no hay vuelta de hoja.
– Reloj de repetición, pues sí… déjame de nuevas teorías.
– No tenemos remedio…y esto es lo que tiene que ser.
4.5 Gafas <divergentes>
Los dos cristales con flechas divergentes, uno para la izquierda, otro para la derecha: «No sé, en este momento, por una parte sí y, por otra, no…», dejándonos invadir por un sentimiento confuso que ya explicarán lo que de verdad pasa.
– Por una parte, tú ya ves; y, por otra, ¿qué quieres que te diga…?
– Lo estuve pensando y no sé, buff…
– Claro, la gente dice, pero… (uno es quien no se aclara)
4.6 Gafas <centrípetas>
Cristales yo-yo redondos, con un dibujo de espiral centrípeta, en la que todo acaba en uno mismo. Busca en la noticia ser el centro de todo, de la conversación, de la gloria, de su idea. Solo le preocupa si esa noticia le afecta directamente o no.
– Yo no me meto en eso, porque yo…
– Yo, a mí, yo veo que…
– Una vez yo también… es que yo… (y te cuenta lo suyo)
4.7 Gafas <lo que habría que hacer…>
Cristales con flecha de dirección única. Suele decir «deberíamos», «tendríamos que», «aquí lo que habría que hacer…» Con ello logra dar a conocer a los demás su responsabilidad de que las cosas no deberían estar así, pero no pega golpe.
– Tendrían que empezar por…
– Sería necesario que la gente…
– Aquí vendría muy bien si alguien… (y se queda en el sillón)
4.8 Gafas <con etiqueta>
Cristales con la etiqueta colgada (y no quiere cortarla). Basta un detalle que ha visto una vez en los demás, un rasgo físico, una forma de hablar, para emitir un juicio con etiqueta: «Es tal o es cual, se parece a…, para mí es de esas noticias que…»
– Ahí sale otra vez esa, ese, estos que, dando esas noticias que…
– Menudos tipejos, ¿qué se puede esperar de ellos…?
– ¿Pero no se darán cuenta que con gente así no se puede…?
4.9 Gafas <catastróficas>
Cristales rotos. Tienen siempre presente la frase: «iUff, están los tiempos como para tomar una decisión!». “Yo no me muevo”. “Con la que está cayendo, no está el horno para bollos”. Y te cuenta todas las noticias pelmas del día.
– Otra vez lo mismo, ¡qué horror! ¡Y lo que vendr…á!
– ¡Esto es inaudito! (¿por qué?) Si yo te contara… ¡Qué horrible!
– Mira: Un 70% de las noticias, fatales. ¡Y lo que dejarán de decir!
4.10 Gafas <fatalistas>
Sin cristales. ¿Para qué ver más? No somos dueños de nuestro destino: Algún día tenía que pasar. Presentimiento fatal: Me lo daba el cuerpo (tres veces al día). Propugna la existencia de fuerzas desconocidas: ¿para qué hacer esfuerzos?
– Las noticias son así, es el momento. ¡Qué le vamos a hacer!…
– Las cosas son como el tiempo: no dependen de uno…
– Nos manejan como veletas locas, y solo nos toca aguantar.