ANTONIO SANDOVAL REY 

Así parece ser la vida de los caracoles: con la casa a cuesta y sin prisas. Aunque ojo: los caracoles como el de la foto pueden llegar a alcanzar una velocidad de crucero de hasta 0,05 kilómetros por hora. ¡Y son de los más rápidos que existen! Los encontrarás en los lugares más frescos y húmedos de tu centro escolar y de sus alrededores, y sobre todo a primera hora de la mañana. En cambio, será más difícil que los descubras a pleno mediodía en las zonas sin sombra… Salvo que haya llovido, y con ese motivo se hayan animado a alejarse de sus zonas preferidas en busca de aventuras.

Entre esas aventuras puede estar la búsqueda de una pareja con la que fundar una familia de caracoles. Cuando así sea, lo menos importante será el sexo de cada uno de ellos, porque, al igual que las babosas (que no son otra cosa que caracoles sin concha), cada ejemplar posee a la vez órganos masculinos y femeninos.

Siete años de vida
Pasados unos días, y antes de poner sus huevos, elegirá un lugar secreto para ellos. Entonces depositará en torno a cien, diminutos y con frecuencia muy blancos. Entre dos semanas y un mes después saldrán unos caracolitos de concha muy débil, que tendrán que aprender por sí solos a sobrevivir. Si tienen suerte, alcanzarán hasta los 7 años de edad. Eso si antes no son devorados por cualquiera de los muchos depredadores que tienen estos moluscos gasterópodos por uno de los platos más nutritivos que existen.

¿En qué rincones de tu entorno hay más caracoles? ¿Cuántos tipos diferentes eres capaz de encontrar? Por supuesto, ¡déjalos tan a gusto allí donde estén! Incluso si da la impresión de que han pasado a mejor vida, por el aspecto tan seco que aparentan pegados a un muro… Así como muchos de ellos hibernan los meses más fríos dentro de su concha, otros estiban de la misma manera durante las temporadas de mayor calor. Para ello, en la entrada de esa casita suya fabrican con su baba una especie de tapón que la ciencia denomina epifragma.
Por cierto, ¿de qué crees que está hecha la concha de los caracoles? Investiga sobre esto. Y de paso, también si todos los que parecen de la misma especie de cuantos encuentres son iguales o hay entre ellos sutiles diferencias: ¿a qué pueden ser debidas?

Los ojos, en sus cuernos
No se puede afirmar que los caracoles tengan una vista excelente… Pero sí que sus ojos son de los más llamativos del mundo animal: están situados en el extremo de los cuernos que adornan su cabeza… Y que, como sabes, son muy sensibles al tacto y pueden ser extendidos o recogidos, como los periscopios de un submarino. Si te fijas, bajo ellos, y junto a la boca, hay otros dos más cortos. Con estos, el caracol puede saborear y olfatear las cosas. Para comer, en su pequeña boca cuenta con varias filas de dientes destinados a raspar, más que a masticar.

■ Una greguería. «La letra b es un caracol que sube la pared», dice una de las famosas greguerías que escribió Ramón Gómez de la Serna. Investiga qué es una greguería e inventa una tuya.


asandovalrey@gmail.com es escritor y divulgador.

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