José Ponte Far
Julio Cortázar es un escritor nacido en Europa, pero enraizado en la cultura y en la vida social argentina, pues en este país vivió su infancia y juventud. Y fue el encargado de ayudar a engrandecer la literatura en castellano. Porque Cortázar se convirtió en uno de los grandes renovadores del género narrativo que un grupo de escritores hispanoamericanos llevaron a cabo y que supuso que la narrativa en lengua castellana, novela y cuentos, fuera la más importante del mundo desde mediados hasta finales del siglo XX. Crearon una nueva forma de entender la literatura, rompiendo los moldes clásicos, con contenidos que mezclaban con total naturalidad lo real con lo fantástico, dando lugar a un nuevo estilo conocido con el nombre de realismo mágico. En ese grupo figuran también ilustres escritores como Vargas Llosa, García Márquez, Borges, Sábato, Onetti y otros, que dieron pie al fenómeno conocido como bum de la literatura hispanoamericana.
Julio Cortázar nació en Bruselas (1914), donde su padre trabajaba como oficinista en la embajada argentina. Con muy pocos años, la familia vuelve a Buenos Aires. El padre los abandona, quedando su madre, su hermana —siempre enferma— y el niño en una situación muy difícil. Por si fuera poco, siendo ya un adolescente, él también enfermó y tuvo que permanecer varios meses encamado, lo que aprovecharía para leer todo lo que cayó en sus manos y para iniciar un viaje sin retorno con los libros y con la literatura. A los 9 años ya había leído a Julio Verne, Víctor Hugo y Edgar Allan Poe… Solía, además, pasar horas leyendo el diccionario Pequeño Larousse. Leía tanto que su madre primero acudió al director de su colegio y luego a un médico para preguntarles si era normal, y estos le recomendaron que su hijo dejara de leer o leyera menos durante cinco o seis meses, y que saliera a tomar sol.
Después de sus estudios primarios en Banfield (un barrio al sur de Buenos Aires), estudió Magisterio, especializándose como profesor en Letras, y el prestigio ganado como escritor le permitió impartir clases de literatura en la Universidad de Mendoza.
En 1951, y por sus desencuentros políticos con el régimen de Perón, se instala en París, ciudad en la que residirá el resto de su vida, con estancias cortas en Argentina y viajes por Hispanoamérica y Europa. Se casa con Aurora Rodríguez, de ascendencia gallega, y con ella afrontará el encargo que le hace la Universidad de Puerto Rico de traducir al castellano la obra de Allan Poe. Tardará un año en hacerlo, y esta traducción está considerada por los críticos como la mejor que se hizo nunca de la obra del escritor estadounidense.
Una conmoción
Rayuela (1963) es la primera novela de Cortázar y supuso una auténtica conmoción por su complejidad estilística y por su singular composición, que permite al lector varios modos de seguir su lectura. Hay que añadir que calificar Rayuela como una novela no deja de ser un convencionalismo fácil, porque es imposible clasificar este libro tan rompedor, a caballo de la autobiografía, la crítica literaria, el ensayo filosófico y la ficción.
Aunque escribió también otras novelas y otros libros de difícil encaje entre los géneros literarios clásicos, lo mejor de Cortázar son los cuentos, un auténtico maestro. El primer libro de este género que él ayudó a revalorizar es Bestiario (1951), al que seguirán Final del juego (1956) y Las armas secretas (1959), en el que figura un cuento antológico, El perseguidor. Este libro le supone el reconocimiento del mundo literario porque con él inaugura una nueva forma de moverse entre la realidad y la ficción.
Todos los fuegos el fuego (1966): un libro emblemático de Cortázar, considerado a partir de ahora como un clásico de la literatura en castellano. Varios de sus cuentos (La señorita Cora o La autopista del Sur) siguen siendo celebrados en distintos idiomas como el primer día.