La genetista Alicia López Bruzos (Viveiro, 1993) es una fuerza de la naturaleza. Este martes día 7 de marzo, víspera del Día de la Mujer, participó en una de las charlas de la serie La Voz de la Mujer STEM, organizada por La Voz de Galicia y Viaqua para fomentar las vocaciones científicas entre las chicas, y conquistó con su sencillez y pasión a un auditorio de adolescentes, en cuarto de ESO, que apenas estaban despertando. Fue en el colegio Maristas-Santa María, en Ourense, que a través de su profesora Alba de Evàn participó en esta iniciativa.

Alicia López Bruzos es doctora en biología y trabaja en uno de los centros de investigación biomédica más prestigiosos del mundo en genética, el Francis Crick Institute, que pertenece al University College of London (UCL). Allí, la bióloga gallega se encarga de analizar cánceres infantiles complicados para conocer su origen. Tras pasar por el Cimus, el centro de medicina molecular de la USC, por el Korea Advanced Institute of Science and Technology (de Daejeon, en Corea del Sur) o el Pacific Northwest Research Institute, en Seattle (EE.UU.) Alicia transmitió a los estudiantes algo fundamental para un científico: viajar es una opción fabulosa para aprender. Eso sí, ella tiene como objetivo volver a España, preferentemente Galicia, y en eso está trabajando (para ser profesora de universidad).

En su charla animó a los jóvenes a que vayan a la universidad, a que hagan carreras de investigación o, en cualquier caso, aquello que realmente sea su sueño. Que no se pongan límites y que no se agobien: «Yo he estado donde estáis vosotros, en vuestros pupitres, y tampoco tenía muy claro qué estudiar», les dijo. Tras valorar hacer filología inglesa y convertirse en profesora pasó a decantarse por la biología gracias a una maestra. «No es preocupéis demasiado, porque se puede cambiar», les dijo.

La charla resultó muy amena y variada. Además de la vitalidad contagiosa de la joven científica, hubo momentos divertidos. Ante un invento que ella mostraba en su presentación, los estudiantes tenían que levantarse si creían que había sido diseñado por un hombre o una mujer. El limpiaparabrisas era claramente masculino para los alumnos y el lavavajillas, clamorosamente femenino. Que el proceso de pasteurización de la leche lleve el nombre de Louis Pasteur no fue suficiente para que entre los jóvenes ese invento fuese masculino, mientras que el primer programa informático (diseñado por Ada Lovelace) tenía que ser de un hombre.

Alicia López Bruzos echaba así por tierra, entre risas y sorpresas, muchos de los estereotipos que sufren las mujeres, quienes han sido «sistemáticamente silenciadas en la ciencia». Precisamente para que eso no ocurra, Bruzos forma parte del colectivo La ciencia es femenino, que colabora muy activamente con la celebración de estas charlas por toda Galicia.

 

Compartir en Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en WhatsApp

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies